Texto de “El Milagro Secretro”

 El milagro secreto: la trascendencia creativa en Borges


El protagonista de “El milagro secreto”, Jaromir Hladik, es un escritor y traductor judío que fue condenado a muerte por los nazis. Su último deseo no es escapar de la muerte, sino inmortalizarse con ayuda de su drama por terminar, porque sabe que es también una forma de permanecer en el tiempo con la palabra escrita.


Además, se puede destacar que este “milagro” propone un juego para el lector, en donde se pone en debate la validez del milagro, desde un lado religioso. Acaso ¿existen los milagros? En mi opinión, sí existen y este deseo que “Dios” le concedió a Jaromir fue sumamente inteligente de parte del protagonista ya que, actualmente, miles de escritores influyentes hoy en día hasta el mismo Jorge Luis Borges. 


En el texto se hace énfasis en la aparición del mapa de la India en uno de sus sueños, lo cual no es un detalle decorativo. Según Barrenechea, la India representa lo vasto y lo caótico, una metáfora del universo. En ese mapa, Hladik encuentra a Dios porque allí se demuestran todas las formas posibles de la creación.


El narrador se revela como tramposo, lo cual es un recurso recurrente en los cuentos de Borges, dice que Hladik no terminó su obra para Dios ni para la posteridad, sino como una forma de realización íntima. Pero en esa realización personal, hay también un anhelo profundo de trascender: de sobrevivir al olvido a través de su creación.


El milagro fue el tiempo otorgado por Dios, que no ocurre en el mundo externo, sino en un espacio mental. El tiempo deja de ser lineal para convertirse en una experiencia circular, casi cabalística, ya que este tiene una perspectiva muy diferente con respecto al tiempo. En este se considera que no existe un principio ni un fin, todo es circular. 


Aún así, el verdadero milagro no es la salvación física del protagonista, sino la posibilidad de concluir su obra. Y ese acto creativo, realizado fuera del tiempo y del espacio, le permite a Hladik redimirse ante sí mismo y, al mismo tiempo, proyectarse más allá de la muerte. El lector, al acceder a ese juego de tiempo suspendido, se convierte en el testigo final de una revelación que subvierte las coordenadas de la realidad y muestra que la irrealidad puede ser la forma más profunda de verdad.

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