En esta pintura puedo observar que el Minotauro aparece apoyado sobre una superficie mientras aplasta con su mano un pequeño pájaro, en un gesto que parece más automático que violento. Esta acción contrasta con su actitud melancólica y contemplativa, y refuerza la dualidad de su figura: un ser sensible y solitario, pero también marcado por una naturaleza instintiva. En el cuento "La casa de Asterión" de Borges, esta dualidad también está presente: Asterión es un personaje profundamente humano, que reflexiona sobre su encierro y su destino, pero cuya existencia está inevitablemente ligada a la muerte de quienes entran en su laberinto. Así, tanto la imagen como el cuento revelan al Minotauro como una criatura trágica, atrapada entre la bestialidad y la conciencia.
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