ENTREVISTA A LYDIA CARRERAS

04/07/24

CLARÍN

 “EL ATAJO EXISTE” Lydia Carreras 

LYDIA CARRERAS LA GRAN ESCRITORA DE NOVELAS JUVENILES














ENTREVISTA A LA ESCRITORA LYDIA CARRERAS

-Dado que salió en 2021, donde seguía vigente la pandemia, ¿Tuvo el alcance que esperabas tener?

-La pandemia tuvo sus problemas porqué todo el mundo cerró, definitivamente afecto. Yo tuve dos libros, uno que se presentó en Buenos Aires una semana antes de que todo cerrara, de que todo colapsara. Así como el almacén de la esquina de mi casa empezó a vender menos y la boutique cerró, todo lo que tenía que ver con la editorial, la promoción, la visita a las escuelas y que los niños vaciaron las escuelas afectó sumamente.


-¿Cuál es su opinión sobre el caso de Loan?

-Me parece que es una tragedia aún mayor comparado a cuando ocurre con una chica joven de quince o dieciséis años con la cabeza en otro lado, con pocas posibilidades y en la pobreza aún así ella tiene la posibilidad de elegir, elige el camino errado, pero lo hace porqué en ese momento le parece buena idea. Pero en este caso, el niño tiene 5 años y una de las posibilidades que se está abaratando es que haya sido victima de la trata ¿Para qué quieren un niño de cinco años? Un niño de esa edad lo quieren para pornografía infantil y para personas enfermas, en general hombres, que buscan ese tipo de placeres. Aún así que no se trate de esto, el mercado existe y hay gente que paga para ver imágenes donde los niños son expuestos a las más crueles situaciones, pero no es el caso de Candela. A ella la quieren nada más para prostituirse diez veces por día, y en los niños es otra vuelta de tuerca más trágica y no deja de ser trata de personas.


-¿Sentís algún tipo de presión sobre el público lector al que te dirigís en la escritura?

-Cuando yo empecé a ganar premios no sabía a qué público me dirigía, excepto una vez que apareció un aviso en la secretaría de cultura de Rosario donde se estaba buscando un libro que tuviera tres páginas, con páginas y caracteres limitados y que sea para una entre los diez y once años. Esa fue la única vez que en mis comienzos tuve que reflexionar como hablaban los chicos de diez u once y pude encontrar la voz, naturalmente. Ahí estaba enfocada que los chicos que iban a leer ese libro tuviera esa edad. Después, no le preste atención a eso, pero a medida que me empecé a meter con editoriales, tuve mi propio editora y la situación empezó a cambiar. Ahora si soy muy consciente tanto del público al que me dirijo, de cómo hablan los personajes y de cómo hablan los chicos. Pido recomendaciones de mis nietos que son adolescentes, les pido que lean lo que escribí y que me digan si escuchan a alguien de su edad, y ellos hacen las correcciones pertinentes, van armando lo que es la historia.


-¿Cuánto tiempo te llevo la investigación previa a la escritura de la novela?

-Yo voy investigando y escribiendo al mismo tiempo. No es que yo me siento a investigar nada más porque es una tarea árida. Pero voy armando la historia y en mis apuntes voy marcando donde hay algo que investigar.  Hay todo un protocolo acá. Cuando yo hablo del atajo, el atajo existe. Es real. Existe. Y lo saben todos, lo sabe gendarmería, migración, lo sabe todo el mundo. Yo tengo que averiguar dónde está el atajo. Después tengo que averiguar cuántos kilómetros hay de São Gabriel hasta a donde va y en cuanto tiempo se hace en un camión. Por eso yo pongo detalles que me los puedo inventar, pero debo saber primero. Porque si no cualquiera puede decir: "no, es mentira, si mi abuelo es camionero y eso se hace en 15 minutos, ¿Cómo va a tardar 18 horas?”. Entonces le presto mucha atención a eso, pero voy investigando en la misma medida en la que voy produciendo y armando la novela.

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